Soy mis sueños

¿Ves mi sonrisa? Atrévete a intentar quitármela ;)

sábado, 1 de octubre de 2011

De un plumazo

  Siento el impulso de rendirme de una buena vez y dejarme arrastrar finalmente por las cadenas que agarran a mi alma y tiran de ella con brusquedad hacia el suelo, esperando pacientemente a que me abandonen las pocas fuerzas que me restan y no quede resistencia que pueda hacerle frente. Y, de un plumazo, mis alas desaparecerían, del impulso las cadenas me arrastrarían a una velocidad de vértigo, y con espanto podría observar un desfile de nubes de algodón que dejan paso a las tinieblas.
  Y una vez me dejase caer, no sé si sería capaz de volver a levantarme. Porque ya no tendría alas que pudiesen levantar mis pies del suelo.
  Encadenada a una realidad que no quiero vivir.
  Por ello lucho con todas mis fuerzas, pero tengo la sensación de que no tiene sentido si no estás a mi lado.
  Finalmente, me abandono a las lágrimas que surcan mis mejillas mientras notas de música recorren el cuarto a media voz, envolviéndome en ensoñaciones que no sé ya si me hacen bien o mal. Prefiero no regresar aún a la realidad...
  Hay veces que me rindo ante lo evidente y me reconozco a mí misma que nada de esto tiene sentido. ¿Para qué luchar una guerra que ya estaba perdida antes de comenzar? Pero no tengo valor para olvidarte, y comprendo que aún peor sería perderte.
  No consigo entender por qué duele tanto. Por qué te desgarra el corazón, si lo tienes a cientos de kilómetros de aquí.
  Siento una impotencia que me impide pensar con claridad. Tantas ideas han cruzado mi mente, que apenas recuerdo ya cuántas eran. Cuántas soluciones imposibles, cuántas ilusiones y sueños rotos, cuántas esperas y ramalazos de vaga valentía, cuántas dudas... cuántas ocasiones en las que necesitaba oír tu voz, perderme en tu mirada y verte sonreír.
  

martes, 13 de septiembre de 2011

La Dama de la Noche

  Entrecerró los ojos, escudriñando la oscuridad. Una luz parpadeó tímidamente en el cielo, y la joven tensó las alas, preparándose para echar a volar. 
  La Luna palideció ligeramente, tanto que ningún ojo humano podría haberse percatado de ello. Pero la Dama de la Noche lo apreció al instante y salió al encuentro de las estrellas a una velocidad de vértigo. Al ascender sobre las copas de los árboles una rama rasgó dolorosamente su ala derecha, pero ella no se preocupó a pesar de no poder ocultar una fugaz expresión que acusó el golpe.
  Totalmente certera, sus manos atraparon en cuestión de segundos la Estrella Fugaz que rasgaba el cielo en aquel momento.Aleteó en el aire con algo de dificultad, pero, para alivio de la joven, se sostuvo sin mayor problema. 
  Podía sentir la Estrella Fugaz, no más grande que una luciérnaga, vibrar entre sus manos, buscando algún resquicio por el cual poder salir. Sonrió con ternura antes de descender lentamente. Sus alas se abrieron y cerraron una última vez cuando sintió la hierba acariciar sus pies descalzos. Separó las manos pausadamente, hasta que la Estrella Fugaz reposaba brillante sobre sus palmas bajo la luz de la Luna. Poco a poco, se deshizo entre sus manos, y la Dama de la Noche terminó sosteniendo un polvo dorado. Levantó los brazos, impulsándolo con las manos hacia el cielo, haciendo llover purpurina que se adhería a sus alas. 
  Y la Dama de la Noche alzó la mirada hacia la Luna con determinación, y voló a cumplir el deseo del que la Estrella Fugaz era guardiana.

domingo, 11 de septiembre de 2011

¿Cómo lo sé...?

  Pensar que te pierdo, y notar como cada fibra de mi ser se rebela. Comprendo que no podría soportarlo, que te has convertido en mi vida y que ya es físicamente imposible sacarte de ella.
  Debo rendirme ante lo evidente y reconocérmelo a mí misma; te quiero. ¿Cómo lo sé? Porque mi nombre suena mejor si es en tu voz. Porque eres lo primero que recuerdo al despertar y lo último antes de dormir. Porque has vencido todas las barreras que impuse y has robado mi corazón. Porque tu opinión es la única capaz de cambiar mi forma de pensar. Porque un elogio tuyo me hace inmensamente feliz. Y, sobre todo, porque no existe nadie perfecto, así que solo es posible que lo seas ante mis ojos. Lógico, ¿no crees? Pues mi corazón no, y por mucho sentido común que le eche encima no cambiará de opinión. Y, además, no existen gafas que le ayuden a enfocarte mejor.
  Está completamente ciego, y se deja guiar por tu voz.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Tss

  Busco tu mirada sin cesar, y cuando nuestros ojos se encuentran un cosquilleo recorre mi espalda, noto cómo un color sonrosado salpica mis mejillas y un deseo de no escapar del océano incontenible que son tus pupilas se apodera de mí.
  Mil ilusiones me dicen estúpidamente que me quieres, y siento una explosión a la altura del pecho. El cúmulo de sentimientos confusos guardados en mi corazón se expanden a lo largo de mi piel, electrizándola. Tengo la piel de gallina, los pelos de punta, el pulso acelerado; y no puedo controlarlo.
  Te siento cerca y todo mi mundo se gira hacia ti, hacia tu posición, y de repente nada más importa. Surge el deseo de sonreírte, de decirte cualquier cosa, lo que sea, no importa, y perderme en tu voz cuando respondas. Me reprendo por esta debilidad, aunque sé que inútilmente.
  ¿Cómo controlar esos extraños sentimientos cuando son ellos los que me controlan a mí?

martes, 23 de agosto de 2011

Hay ocasiones en las que es necesario arriesgarse

  Corría bajo la lluvia sin mirar atrás, a sabiendas de que la perseguían. Desesperada, dobló la esquina intentando perderlos de vista, pero le pisaban los talones y, con tan sólo alargar el brazo, le empujó por la espalda y cayó al suelo. La lluvia era un obstáculo para su visión y, en parte, lo agradecía, pues no tenía la menor intención de ver cómo aquél hombre recuperaba el aliento de pie ante ella antes de levantar los brazos con la intención de robar su vida. Mentiría si os dijera que fue lo suficientemente valiente para abrir los ojos en aquél momento, así que solo esperó la llegada de la dama de la muerte con los párpados ocultándole a su anfitrión.
  No sabía cómo, pero seguía viva, tirada en el callejón, aunque apartada hacia un lado. Miró hacia los lados, confusa, y una explicación se apoderó de su mente: había perdido el sentido. Pero, ¿por qué ha vuelto a despertar? Entonces se percató de la presencia de alguien a su lado, e intentó girar la cabeza hacia él, pero unos pinchazos en el cuello le hicieron notar que estaba herida, y solo consiguió susurrar un gemido de dolor. Su vista se volvió algo más nítida, y descubrió que era un chico quien permanecía a su lado cuidando su inconsciencia. Asustada, hizo un intento por alejarse de él, pero su cuerpo no tenía la suficiente fuerza. El muchacho la sujetó evitando así que cayese al suelo.
-Tranquila, no voy a hacerte nada. Ese hombre te dio un buen golpe antes de que llegase. –Ella miró al fondo de la callejuela y distinguió la silueta de aquél que la perseguía inconsciente en el suelo.
-¿Tú...tú lo has...? -Asintió como toda respuesta antes de ponerle un pañuelo sobre la herida de su frente. -¿Por qué?
-No sé. -Se encogió de hombros. -Solo vi que necesitabas ayuda.
-¿Y si soy yo la que debe pagar y has hecho mal?
  Él la miró a los ojos, escudriñando su rostro con una expresión indescifrable. En realidad, le sorprendía que aquella chica le plantease aquella cuestión en lugar de preguntarle quién era o qué quería de ella. O incluso darle las gracias. Pero le bastó echar un simple vistazo al fondo de su mirada para saber que aquella chica que no se parecía en absoluto a las demás. 
-Hay ocasiones en las que es necesario arriesgarse. -Repuso finalmente apartando la mirada de la chica y centrándose de nuevo en la brecha que tenía en la cabeza. -También podría haber hecho mal si le hubiese dejado matarte, ¿no es cierto? Me pareció lo correcto; y haya hecho bien o mal, no me arrepentiré, de eso estoy seguro. Hice en aquél momento lo que debía, sean cuales sean las consecuencias.